LOS MAHUZIER EN BERGERAC

Pascua 2012, Sábado 7, Domingo 8, Lunes 9 Abril 2012

Primera Jornada. Sábado 7 abril 2012.

Bienvenida a los 21 participantes de este viaje al país de los Ancestros organizado por Sylvain, Grégoire y Jacqueline (Releer el texto de Janine “Pourquoi Bergerac?” o su traducción al español “¿Porque Bergerac?). Está más que fresco en esta primavera de abril y una fina lluvia reavivaba el color de los nabos amarillos y de los trigos verdes. Nos juntamos en el estacionamiento del supermercado Leclerc en Bergerac. Allí estaban para acogernos: Nicole Mahuzier residente en Bergerac ; su hijo Alain Aillaud con su esposa Martine y su hija Marine llegados desde Hyères, así como Hubert Meudec, sobrino-nieto de Nicole, llegado desde Burdeos. Los miembros de la Expédition Mahuzier arribaron desde la región parisiense (Sylvain, Grégoire, Jacqueline, Alain, Janine, Vévé, Josette, Choti et Chantal Pou, Marie-José Lefèvre), desde Ile de Ré (Yves y Danielle), desde Marsella (Brigitte), desde Saint-Romain-la-Virée (Adeline), desde Toulouse (Anne Castaings), desde el Gard (André et Marie-France Mahuziès), desde Chile vía Barcelona (Andrea Mahuzier y Manuel Segura) y desde Suiza (Emmanuel, Lorena y Loulou Pou). Lamentablemente otros chilenos (Fernando, Maria Eugenia et Maria Alicia) no pudieron acompañarnos, siendo representados por Andrea Mahuzier.

Una rápida visita a la ciudad de Bergerac nos permite discernir un raro monumento a los fallecidos en la guerra de 1870, ver la casa de Cyrano y su estatua, pasar frente a la cuartel del Regimiento de Infantería 108 del capitán Mirio y recorrer el Boulevard Victor-Hugo donde en 1908 nació su hija Jeannine Mirio, esposa del Explorador Albert Mahuzier. Y, bajo la dirección de Sylvain, la expedición toma rumbo al Château de La Renaudie, cuna de la familia del padre de Foucauld. Entremedio de venerables viñas escuchamos religiosamente las explicaciones de M. Allamagny, actual enólogo del vino de Pécharmant. A Josette le habría encantado entretenerse dibujando las formas y volúmenes de las cepas, Vévé tiene sus ojos puestos sobre guijarros que emergen de la tierra después de cada lluvia y otorgan su caché al viñedo. Marie-France sopla al sorprendido conferencista la palabra técnica que no recordaba. Ya afloran frágiles brotes. Por supuesto, después del paseo, tenemos prevista la visita a la bodega, las maquinas de desgranar y prensar, las bodegas con toneles de roble, después una degustación: Pécharmant blanco, rosado y tinto añada 2008 (7 euros la botella), Vieilles Vignes 2007 (17 euros). Seguimos viaje con el objetivo de rencontrar rastros de los chilenos del Mont de Neyrat, desembarcados en Francia al momento de estallar la Gran Guerra (1914-18) y que se encontraron con la imposibilidad de regresar a Chile. Gracias a las investigaciones de Nicole y a la memoria de su sobrino-nieto Hubert, logramos identificar sur magnifica propiedad que, en los ojos de Raúl y Carlitos, no se comparaba con su querida Quinta de Concepción en Chile. Le portón está cerrado y un singular cedro vigila cual centinela. Las persianas azules están cerradas. Nosotros cerramos los ojos e imaginamos a Carlos, Elena y sus hijos: Yvette que sueña con su primo Henri, Gustavo (14 años) quien las revuelve, Nénette riendo. Está fresco y Andrea no puede ocultar su emoción. Chantal y Marie-José evocan con ternura el florido acento de su abuela Yvette. Estamos admirados frente a esta hermosa propiedad, aunque no podemos dejar de pensar en lo aislados que debían sentirse los chilenos entre 1914-18.

Desde Mont de Neyrat à Pressignac-Vicq, la ruta devela tras cada curva nuevos castillos, prados, bosques y hasta ríos. La noche disimula los aviones del Aéroclub. En el restaurante de La Rebeyrotte, nos sirven una excelente sopa de ajo y nuestro primer pato (Nota del traductor: así como unos extraordinarios fois y exquisito tinto). Un vecino grupo de chiflados por la aviación nos obsequian con una sorprendente “danza de las sardinas”. Regresamos a Bergerac para pasar la noche en el loteo de Clos des Vignes.

Segunda Jornada. Domingo de Pascua 8 abril 2012.

Intensa jornada tramada por Sylvain. Partimos con una peregrinación al cementerio católico Beauferrier de Bergerac donde retomamos contacto con aquellos antepasados que escogieron allí su última morada (Nota del traductor: se encuentran ingresando por la avenida principal hasta el fondo, como 3 tumbas hacia la izquierda, justo frente a la muralla del cementerio). Las lapidas nos recuerdan a Etienne-Bernard (1793-1856), Anne Falquier (1793-1856) y sus tres hijas: Zélie, Mathilde et Marie-Adèle. No confundir esta Mathilde (1816-1886) con la otra Mathilde (1850-1917), hija de Jean-Germain quien dirigió el famoso Instituto Cours Désir en Paris. Janine está confundida. Hubert blande un cuadro genealógico confeccionado por François de Lannoy y todo se clarifica. Estas tres hijas son las « Tres hermanas des los Tres hermanos» : de Jean-Henri, de Jean-Gustave quien partió a Chile y de Jean Germain. Ninguno de ellos tiene su sepultura en Bergerac. Sin embargo en 1932, Carlos del Mont Neyrat, confía al cielo de Bergerac a su esposa Elena. En 1970, Gustave se junta con su madre. Un tipo de comunión de santos, nos lleva derechito a la iglesia de Notre-Dame de Bergerac, la más grande y la más fea de la villa (construida en 1850). Los Mahuzier asisten a la misa de Pascua. Depositan su humilde óbolo en el recipiente de las ofrendas, un tipo de vaso de dos asas que llama su atención. Es una réplica, de metal, de un Urceus de la época galio-romana, donde la gente guardaba sus monedas! Esto lo pudimos constatar en una vitrina al abandonar el Château de Montbazillac.

Para el festín de Pascua, en Creysse, de nuevo buen vino y pato. Y tres kilómetros de pura belleza de Francia. Después una gabarra nos espera en puerto de Bergerac. Hace un frío que cala durante nuestro crucero por el río Dordogne, pero una gentil pequeña guía se esfuerza para que dirijamos la vista a los patos azulones, gansos canadienses, garzas color ceniza y púrpura, milanos resguardados en encumbrados nidos para no ser confundidos con aquellos de los horribles abejones asiáticos. El río es limpio y el puente de acero construido más arriba por Gustavo Eiffel, discreto bajo una bruma mojada, hace destacar el Puente de Tierra, orgullo de Bergerac. Lorena se enferma de la garganta, Loulou lleva las riendas.

De camino a Couze visitamos el molino de agua de la papelera de Rouzigue que ha logrado resistir à todos los embates, entre 1530 y 1983. Abandonado y después restaurado, como medio pedagógico, un «molino viviente que continua produciendo papel en base de paño de cáñamo, de lino y de algodón». Durante todo el año podemos aprender a fabricar la hoja de papel. Un palabra a retener, los “interlats”, postigos de madera que – entre otros – protegen las hojas de papel para que se sequen con los rayos de la luna.

En la ruta de Couze a Beaumont-du-Périgord, nos sorprende un castillo de hadas emplazado sobre un cerro y dominando el plano de la Couze. El castillo de Bannes, construido entre manantiales que lo bañan, debió ser probablemente concebido con la varilla mágica de un hada. Acompañado de lecciones de historia, Sylvain tiene la idea de hacernos descubrir una bastida (villa fortificada). En su origen, las bastidas extractaban el arte de la fortificación, necesidad de su tiempo. Castillos e iglesias no bastaban para acoger a la población amenazada por las incursiones mortales de los rivales señores feudales o de los ataques armados por parte de los reyes de Francia y de Inglaterra. Más de 400 bastidas fueron fortificadas en el Suroeste de Francia entre los siglos XIII y XIV. Restan seis en el Perigord. Posteriormente las bastidas revistieron un rol más económico y político. Así, el rey de Inglaterra Eduardo hizo construir, en 1272, la de Beaumont con el fin de reforzar su influencia en el Perigord. Con su cintura amurallada, edificada según un plan geométrico, la bastida se ordena alrededor de la plaza central bordeada de arcadas donde se desarrollan las ferias y los mercados. Para arraigar a sus les habitantes les asignan una carta de costumbres. Cónsules y un alguacil están encargados de hacer respetar los derechos y las obligaciones. Lo que sorprende al llegar a Beaumont-du-Périgord, es la enorme masa de la iglesia fortificada de estilo «gótico inglés», como corresponde. En las dos torres de 30 m de altura anidan grajillas (pequeños cuervos). Sylvain (experto guía ornitológico) las reconoce por su graznar. La torre norte abrigaba las campanas, la torre sur los soldados defensores de la bastida. Gracias à la habilidad de Danielle, el sacristán nos abre la puerta grande. La nave de la iglesia mide 50 m de largo, 13 m de ancho. Donde muchos se podían refugiar en caso de alerta.
A las 20 horas, nos esperaban en el Auberge des Marronniers en Lanquais. Por esta vez sin pato en el menu. Descanso en el Clos des Vignes de Bergerac.

Tercera y Última Jornada. Lunes 9 abril 2012.

Tomamos la ruta hacia Montbazillac. El castillo medio medieval, medio renacentista parece feo visto del frente. Visto de perfil aparece más bello. Se accede a través de una majestuosa avenida con por la izquierda, cepas treintañeras desherbadas con productos químicos. André lo constata y se escandaliza. Por la derecha, viñas recientemente plantadas que producirán en cinco años más.

André se enreda observando un antiguo artefacto destinado a pesar les toneles. Tiene el mismo en Junas, que le legaron sus ancestros y que conserva como decoración. Los propietarios de Montbazillac hábilmente re-amoblaron el castillo, adquiriendo notablemente un armario de quinientos quilos clasificado como monumento histórico; en el comedor lograron restituir unos extraños y suntuosos trinches en madera violeta, provenientes del Renacimiento italiano, ornamentados con esculturas al estilo Henri II. Mounet-Sully, quien vivió en este castillo, los apreciaba particularmente. Dejaremos a las futuras visitas la descripción de las exposiciones de arte contemporáneo. Nosotros nos precipitamos a la degustación. Previamente, una joven guía rusa nos muestra un mapa histórico rememorando el origen de la fabricación del vino. Serían los Escitas del mar Caspio quienes habrían enseñado al mundo occidental y a Chile este arte mayor. Alain, el arqueólogo de la familia lo confirma. André se torna de nuevo crítico al constatar que en Montbazillac aún utilizan el SO2 (dióxido de azufre): menciona «la barra al frente asegurada». Por suerte, la botella de Grains d’Or 2008 se bebe sin contratiempos.

Después de la degustación y compras en Montbazillac, vamos a despedirnos a la “bergeracina” de la familia, Nicole, rue Elisée-Reclus. Nicole con un gran despliegue para recibir a nuestra veintena de Mahuzier y organizar con Sylvain esta gira de Pascua 2012. Chantal tuvo la buena idea de venir cargada con un enorme dossier con archivos familiares que apenas osamos revisar. ¡Que tesoro! Hay que felicitarla por proseguir la obra de memorias de su abuelo Henri Mahuzier. Otra misión de archivista la espera: Nicole le confía para analizarlo un legajo de documentos juntados por su hermano Bernard Mahuzier. Delicioso canapés de pato acompañan agradablemente al champagne y los múltiples brindis por la gloria de los Mahuzier reencontrados en Bergerac.

Gracias Sylvain, Gracias Nicole.